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06 may 2024 . Actualizado a las 07:57 h.Autovías, líneas ferroviarias de alta velocidad, pero también hospitales, colegios o proyectos científicos y culturales. Los fondos europeos de cohesión, que este año cumplirán 50 años, han tenido un efecto transformador en los países con menos nivel de renta para que, progresivamente, pudieran ir avanzando en la convergencia respecto a las regiones más desarrolladas de Europa. Galicia es un buen ejemplo. La comunidad ha recibido casi 18.500 millones de euros de estas partidas desde la entrada de España en la Unión Europea, en 1986. Esa financiación europea, que fue clave para la construcción de infraestructuras que los Gobiernos nacionales postergaban, ha servido para que Galicia se sitúe ya entre los territorios en transición, aquellos en vías de ingresar en el club de las regiones más desarrolladas de los Veintisiete.
Barcos chinos para llenar Europa de coches eléctricos
Los astilleros chinos han recibido el mandato estatal de construir una flota de 20 grandes barcos portacoches para dar salida a los miles de vehículos eléctricos que abarrotan las campas de los puertos del país. Las autoridades del gigante asiático han llegado a la conclusión de que es la única forma de acelerar las exportaciones a Occidente, ante el alto precio de los fletes de las navieras privadas, y aliviar así la situación de los grandes fabricantes de coches, participados también por el Estado. El experimento lo ha iniciado BYD, la marca que ha conseguido arrebatarle a Tesla el cetro de principal productor de vehículos eléctricos del mundo, que ya cuenta con un barco con capacidad para 7.000 unidades y planea construir otra decena de buques del mismo porte, una perspectiva que hace temblar a sus competidores europeos. Y es que, como explica Juan Ares en este artículo, el mercado de los coches eléctricos en el Viejo continente empieza a dar síntomas de desaceleración.
Tecnología gallega para convertir aceite usado en plástico biodegradable
Un equipo del Centro de Investigación Interdisciplinar en Tecnologías Ambientales (Cretus) de la Universidade de Santiago ha desarrollado un procedimiento, ya patentado, que permite transformar en plástico biodegradable. Esto facilita, en un mismo acto, eliminar el problema de la gestión de este recurso, convirtiéndolo en materia prima, y reducir el problema de la contaminación por plásticos. Las científicas que han ideado esta tecnología aseguran que tiene un gran potencial, pero que necesitan la colaboración de empresas de diferentes sectores para demostrar su éxito fuera del laboratorio y producir a gran escala.