Comenzó mayo y es como si estuviésemos ya en la parte final de una novela o de un novelón con más de 800 páginas. Con respecto a la situación de Alcoa tal parece. Sabemos que estamos ante los capítulos en los que se comienza a vislumbrar el desenlace, pero no sabemos todavía cuál será; lo que sí nos dicen es que será inminente.
En mayo Alcoa confía en tener ofertas concretas sobre la venta de la fábrica de A Mariña, aunque de haberlas por parte de posibles compradores no serán vinculantes todavía. El capítulo final se escribirá, según el guion del señor W. Oplinger -jefe mundial de Alcoa-, en junio. Pocos confían en que se resuelva tan pronto un proceso de compra-venta tan complejo, pero habrá que esperar.
Recordemos en esta historia que está en el aire el horno de cocción, nadie ha invertido todavía en este nuevo horno de ánodos, imprescindible. Se hartan de repetirlo desde el comité de empresa. Recordemos que la reactivación de las cubas en Aluminio se quedó en esas 32 comprometidas en el plan de viabilidad hasta abril, de más de 500 cubas existentes. O sea una reactivación simbólica. Recordemos que la tramitación de los parques eólicos, que deberían suministrar energía limpia y más económica, está como está. Recordemos.
Si algo ha caracterizado hasta ahora al señor Oplinger es que se expresa con claridad, al menos ante sus inversores. Y que ha ido cumpliendo lo anunciado. Alcoa no tiene interés en la fábrica de A Mariña. En la segunda mitad del año se agotarán los fondos de Alcoa para la fábrica de San Cibrao y no pondrán un dólar más. O se vende o Alcoa se plantea cerrarla ante las pérdidas continuas que está acarreando. Son elementos que han conformado y conforman la trama de esta historia. Falta, efectivamente, que se escriba el capítulo final. Hay protagonistas que algo tendrán que decir seguramente, el Gobierno y la Xunta de Galicia. El proceso de venta se está llevando en secreto; existe un acuerdo firmado de confidencialidad para que nada ni nadie obstruya la operación. No parece fácil con las pérdidas, con inversiones necesarias en la fábrica, con un acuerdo de viabilidad firmado hasta 2025 y con Alcoa teniendo la sartén por el mango (la refinería). Estamos cada vez más cerca del final de esta historia.