Tiago cumplió su sueño y pudo ir de excursión en autobús

Ana Lorenzo Fernández
Ana Lorenzo RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

CARMELA QUEIJEIRO

El CEIP Santa Irene consiguió un autocar adaptado para que el niño con atrofia muscular espinal viajara hasta Santiago

25 abr 2024 . Actualizado a las 10:45 h.

Si hubiese un aparato para medir la felicidad, Tiago lo reventaría. En todo el día no se le borró la sonrisa de la boca porque por fin había conseguido uno de sus sueños: poder ir de excursión con sus compañeros de clase en el mismo autobús, y ser simplemente uno más, igual que el resto de amigos. El pequeño sufre atrofia muscular espinal (AME) y tiene que desplazarse en silla de ruedas, y el colegio en el que estudia —CEIP Santa Irene— siempre tiene el mismo problema, no encuentra un bus adaptado para que pueda viajar el niño, que normalmente tiene que ir a las salidas que organizan en el coche de su madre.

Tras relatar su caso en las páginas de La Voz, la Xunta consiguió llegar a un acuerdo con Monbus para que ayer un autobús adaptado llevase a los 17 niños y tres adultos a la Cidade da Cultura. «Estaba tan feliz de poder ir con sus amigos. Se lo pasaron todos genial», relata su madre, Carmen Vázquez, que confiesa que la muestra Hábitat de realidad virtual lo dejó impresionado.

 

Tiago viajó en su silla en un autobús adaptado que finalmente consiguió la Xunta
Tiago viajó en su silla en un autobús adaptado que finalmente consiguió la Xunta CARMELA QUEIJEIRO

 Además, estaba todo perfectamente organizado para que Tiago pudiese hacer las mismas actividades que sus compañeros. «En la exposición te ponías unas gafas y era como si estuvieras en el medio de los animales y luego te mandaban coger del suelo cosas, insectos o la basura del fondo marino, y disponían de una plataforma para que Tiago lo pudiera hacer perfectamente. Disfrutó igualito que si fuese uno más», apunta.

Luego tuvieron la oportunidad de ver una exposición de joyas, y, finalmente, disfrutaron de un rato de descanso divirtiéndose en un parque. Su madre explicó que aunque él no pudo montar en las tirolinas y demás aparatos «era feliz animando a sus compañeros. Se lo pasó en grande, y no paraba de ir de un lado para otro con todos. Si normalmente en la silla lleva la velocidad a 3, la ponía a 4 o 5 para correr con ellos», señala Carmen Vázquez, que no puede dejar de dar las gracias por haber conseguido este pequeño gran logro.