Guísamo se queda sin sus dos batas blancas

R. Domínguez A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Teresa Pena Babío y Pilar Cameo Cheda, médicas de familia en Guísamo, ante la puerta del centro de atención primaria en el que trabajan desde hace decenios y en el que ahora se jubilan
Teresa Pena Babío y Pilar Cameo Cheda, médicas de familia en Guísamo, ante la puerta del centro de atención primaria en el que trabajan desde hace decenios y en el que ahora se jubilan ÁNGEL MANSO

Las médicas de familia Teresa Pena Babío y Pilar Cameo Cheda se jubilan tras media vida en el centro de atención primaria de Bergondo

05 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay una legión de enfermos, algunos de ellos mucho más que pacientes, que estos días padecen el nada extraño síndrome de los sentimientos encontrados. Los síntomas son contenida alegría por el merecido descanso de quienes han cuidado décadas de todo un pueblo, pero también la no menos comprensible tristeza por su marcha. Desde el viernes, el centro de salud de Guísamo (Bergondo) ya no sonríe igual que siempre: sus dos médicas de cabecera cuelgan la bata. Se jubilan.

La huella que dejan Teresa Pena Babío26 años de servicio público ininterrumpido en el consultorio bergondés— y Pilar Cameo Cheda —que ha pasado sus últimos quince años de profesión en el dispensario médico— es profunda a poco que se escuche a los vecinos. «Una maravilla no, lo siguiente: un ángel», resume ya con añoranza una usuaria del centro sanitario del talante vocacional de las empáticas profesionales. Les alaban los pacientes, sobre todo, su cercanía y esa actitud frente al estrés generalizado de agendas saturadas: «Se paraban con la gente».

Esa emoción agridulce es contagiosa. También las doctoras confiesan que, sin duda, echarán de menos el día a día en las consultas, al equipo profesional formado en torno a la atención primaria en el pequeño núcleo del área sanitaria de A Coruña y, si cabe más, la proximidad de una población de puertas y corazón abiertos. En Guísamo han tendido lazos más allá del estetoscopio y la receta.

La sintonía del pequeño punto de asistencia se percibe en la propia sesión fotográfica de despedida. «No somos solo compañeras, somos amigas; Pilar se podía haber ido en octubre, pero siguió hasta ahora para jubilarnos juntas, con solo dos días de diferencia», explica Teresa.

Comparten también con sus enfermos cierta inquietud por quién vestirá a partir de ahora las batas que ellas dejan. «Nos lo preguntan muchísimo; Guísamo es una plaza atractiva, está cerca de A Coruña, y creo que vendrá gente con experiencia. Hay que esperar al concurso de traslados», explica la más veterana en el centro. «Los pacientes están algo desconcertados, pero yo les digo que lo importante es que Sandra [Paradela Mosquera, la administrativa del centro] se queda, y eso les da tranquilidad: ella los conoce a todos y todos la conocen a ella». Confían en que, sean quienes sean, «vengan con ganas de preocuparse por los demás». A cambio encontrarán un lugar en el que, resume la doctora Pena, podrán hacer «verdadera medicina de familia».