Miguel Ángel Quintas: «Cuando supe que había un riñón para mí, tuve que agarrarme a la mesa»

Fina Ulloa
fina ulloa OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Miguel Ángel Quintas en una imagen tomada antes de su ingreso para el trasplante
Miguel Ángel Quintas en una imagen tomada antes de su ingreso para el trasplante Santi M. Amil

Recién trasplantado, el presidente de Alcer Ourense espera el alta hospitalaria para ponerse al frente de la federación de personas con discapacidad

05 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Miguel Ángel Quintas fue elegido a mediados de abril presidente de Discafis-Cogami en Ourense, la federación de personas con discapacidad en la que están integrados 17 colectivos que trabajan en la provincia. Pero aún no ha podido empezar a desarrollar su labor. Una llamada que recibió hace hoy quince días lo obligó a dejar su casa, casi a la carrera, para ingresar en el CHUAC y someterse a un trasplante de riñón.

—¿Llevaba mucho esperando?

—Comparado con otros, no demasiado, la verdad. Yo estaba en lista desde hace unos diez meses. De hecho, fue una sorpresa tremenda. Cuando me llamaron para decirme que había un riñón para mí tuve que agarrarme a la mesa de la cocina de la impresión. Me dijeron que tenía que venir corriendo para A Coruña que había una alerta para mí. Recuerdo que fue una sensación agridulce.

—¿Por qué?

—En ese momento se te pasan muchas cosas por la cabeza. Piensas en cómo va a resultar, sientes una alegría pero al mismo tiempo no quieres ilusionarte demasiado porque sabes que puede no salir como esperas, que no sea compatible al cien por cien. No pierdes de vista que igual tienes que volverte para casa igual que como te fuiste. Y también piensas en el donante. No en quien sería, porque eso no lo vas a saber ni te lleva a ningún sitio, sino en lo importante de su decisión con la que te da una nueva oportunidad de vivir.

—¿Usted se planteó alguna vez ser donante?

—Yo soy donante de sangre desde hace muchísimos años. Además soy del grupo universal, por lo que estoy disponible para todas las emergencias. Sinceramente no me había planteado lo de la donación órganos. No por rechazo. Simplemente no lo había pensado hasta que entré en Alcer.

—¿Ya sabe qué es lo primero que hará cuando le den de alta?

—Ponerme ya con la tarea en Discafis. Hay muchas cosas que queremos hacer, pero lo primero es entrevistarme con todas y cada una de las asociaciones que forman parte de la federación para conocer en profundidad su realidad y sus demandas. No todos necesitamos lo mismo pero la unión es esencial, debemos apoyarnos para conseguir cosas y yo, como presidente de Alcer, conozco las de la asociación de enfermos del riñón.

—¿Hay alguna reivindicación que tenga en la cabeza?

—Tenemos que conseguir mejorar el transporte sanitario no urgente, ese servicio que traslada a los pacientes con diversas patologías al centro sanitario de referencia para recibir los tratamientos y terapias que necesitan y los devuelve a sus casas. Los que estamos en la ciudad no lo sufrimos tanto pero hay personas que viven en la provincia que salen de su casa a las nueve de la mañana y lo mismo no regresan hasta las nueve de la noche.

—¿Es una situación habitual?

—Bastante. No hablo de esperas de quince minutos porque el tratamiento de alguien se retrase. Es que igual estás esperando horas porque quieren aprovechar el transporte para llevar a alguien a quien le van a dar el alta en el hospital, pero resulta que aún no recibió los papeles o falta que pase la enfermera a quitarle las vías o el médico para establecer la medicación. No es lógico que se fije un transporte hasta que realmente el paciente esté listo para irse. Cuando hablas con las instituciones de esto dicen que no te lo creen.

—¿Qué argumentan?

—La culpa es un poco nuestra. De los propios usuarios. Protestamos entre nosotros pero luego no queremos presentar una queja por escrito, así que lo primero que te dicen cuando les planteas el asunto es que no tienen constancia de que exista ese descontento o que deben de ser cosas muy puntuales.

—Cuando fue elegido dijo que había mucho que trabajar en el rural. ¿Tan mala es la situación?

—Fuera de la ciudad y las grandes villas las personas con discapacidad están muy desamparadas. Ya no solo porque lo tienen más lejos y les es más difícil acceder a los servicios, sino también porque las asociaciones no podemos prestarles los nuestros. Abrir delegaciones tiene un coste y carecemos de medios económicos para sostenerlas. En eso también tenemos que trabajar con las instituciones, incluidas las locales, para que se impliquen.

El reciclaje vital: de defender la portería a dirigir desde el banquillo

Miguel Ángel Quintas no olvida el día que recibió el diagnóstico de su enfermedad. «Fue el 22 de abril del 2022», dice sin dudar un minuto. También tiene grabada en la mente su primera sesión de diálisis, seis meses después en el CHUO. «Todo cambia en ese momento», asegura. Su vida quedó supeditada a ese paso por la máquina encargada de filtrar y eliminar la urea de su torrente sanguíneo a la que se tenía que engancharse tres horas y media diarias, tres días por semana. «No puedes irte muy lejos o decidir un viaje sin más, ni tampoco eres capaz de mantener tus obligaciones laborales», resalta. Miguel Ángel llevaba trabajando desde los 18 años en el sector comercial, primero como dependiente y, más recientemente, como autónomo.

«Yo no tenía conocimiento ninguno de lo que era la enfermedad. Tienes unos síntomas que no se te ocurre achacar a una patología así. Tenía ácido úrico que me provocaba gota en un pie y no me daba curado, así que fui a mi médico y decidió hacerme una analítica. Cuando me dio los resultados ya me dijo que tenía que ir al hospital para ingresar de urgencia porque estaba en fallo renal. En ese momento no tienes ni idea de lo que en realidad te vas a tener que enfrentar», cuenta.

Tras las pruebas, le confirmaron que su futuro pasaba por diálisis o trasplante. «Cuando te dicen que para sobrevivir tienes que estar enganchado a una máquina, o depender de un trasplante, es complicado de digerir. Incluso pienso que lo encaja peor tu entorno, tu familia, que tu mismo», reflexiona.

Pero Miguel no tardó mucho en asumir lo irreversible de la situación y decidir que intentaría mantenerse activo y reciclar otras facetas de su vida para adaptarlas a su nueva realidad. Una de ellas es el deporte. Él, que en su juventud fue jugador de fútbol sala y en la etapa adulta seguía formando parte de un equipo sénior de fútbol, decidió no renunciar a la actividad física. «Ahora mis compañeros me aguantan en el banquillo», señala este portero reciclado a entrenador. De hecho, también dirige el banquillo de un equipo infantil de la Escuela Secundino Basalo. «Ese es un proyecto con el que me encanta colaborar. A los niños no se les cobra nada y nosotros, obviamente, tampoco cobramos por entrenar. Empecé con ellos a raíz del diagnóstico de mi enfermedad, buscando ocupaciones bonitas, que me llenasen», cuenta.

«No quería ir a una asociación pero hoy lo recomiendo: ahí está el apoyo y las respuestas»

Además de ser el nuevo presidente de Discafis-Cogami, Miguel Ángel Quintas dirige Alcer Ourense, la asociación que se ocupa de ayudar a las personas con enfermedad renal en la provincia y cuya existencia, según reconoce, desconocía por completo antes de ser diagnosticado hace dos años.

—¿Cómo llegó a contactar con la entidad?

—Mi hermano me insistía en que fuese a Alcer, pero yo le decía que no quería ir a una asociación. Hoy se lo recomiendo a cualquier persona que tenga un diagnóstico de esta o de otra enfermedad. Ahí, en las asociaciones, están el apoyo y la respuesta a muchas preguntas que te surgen después del diagnóstico. El médico te informa, sí, pero hay muchas dudas que aparecen y solo resuelves después de haber hablado con quienes han pasado antes por ello y conocen el día a día de la enfermedad.

—¿Qué le aportó ese contacto con otras personas en su misma situación?

—Sobre todo, perspectiva. Te das cuenta que hay gente que está peor que tú y necesita más ayuda que tú y aprendes de ellos cómo afrontan la enfermedad. Te apoyas en los otros cuando estás mal y ellos en ti cuando toca. Creas lazos de verdad.

—¿Cuál sería la principal recomendación para alguien que acaba de recibir un diagnóstico como el suyo?

—Sea en esta u otra enfermedad crónica, el primer paso, lo principal, es saber aceptarlo. Mientras no llegas a ese punto no hay nada que hacer. Después ya puedes gestionar la nueva situación. Es importante mantenerse positivo. Yo tenía claro que iba a aprovechar cada día y trabajar para ayudar a otras personas es la forma de hacerlo. Por eso cuando me plantearon asumir la dirección de Discafis dije que sí.

Quién soy: No me gusta demasiado hablar de mí. Soy una persona que disfruto compartiendo tiempo con mis amigos pero también ayudando en lo que puedo a otros. Siempre estoy disponible para echar una mano.