Pazo de 500 años y 10 hectáreas de finca por 415.000 euros, la insólita oferta inmobiliaria que esconde Santiago

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla SANTIAGO / LA VOZ

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Este se trata, sin duda, del pazo más pintoresco de los que se ofrecen en el entorno de Santiago de Compostela. Cuesta 850.000 euros y su edificio principal está completamente decorado con hiedra. Construido en el 1900, cuenta con varias construcciones auxiliares y una finca de 16.000 metros cuadrados.
Este se trata, sin duda, del pazo más pintoresco de los que se ofrecen en el entorno de Santiago de Compostela. Cuesta 850.000 euros y su edificio principal está completamente decorado con hiedra. Construido en el 1900, cuenta con varias construcciones auxiliares y una finca de 16.000 metros cuadrados. ALDEAS ABANDONADAS

El área compostelana esconde varias casas señoriales por debajo del millón de euros

05 may 2024 . Actualizado a las 21:13 h.

Escudos heráldicos, fincas interminables, cuadras para caballos, bodegas, escalinatas y edificios de piedra que llevan cientos de años viendo como por sus pasillos laberínticos e interminables caminan algunas de las personas más pudientes de Galicia. El área metropolitana de Santiago de Compostela también esconde propiedades que reúnen todas estas características: pazos señoriales que han visto como el paso del tiempo los ha transformado en ventanas al pasado, convirtiéndolos en el recuerdo de un tiempo que ha muerto para dejar paso otro donde los lofts a pie de playa son el lugar idílico para las vidas de los más acaudalados. Es por ello que cada vez resulta sencillo encontrar algunos en venta, también a través de internet, y adquirirlos, además, por debajo del millón de euros.

Especializada en este tipo de inmuebles, la inmobiliaria Aldeas Abandonadas cuenta con diferentes opciones en el entorno de la capital gallega. El más económico es un pazo del siglo XVI que se encuentra a unos 20 minutos del centro de la ciudad y que ha sido rebajado del medio millón para llegar a los 415.000 euros. Con un edificio central de casi 600 metros cuadrados, suma también una finca de 5.000, con árboles autóctonos salpicados por todo el terreno. La segunda opción por precio corresponde a otro pazo, este del siglo XVIII y que está a 25 kilómetros del aeropuerto Rosalía de Castro. En este caso, ha sido rebajado del millón de euros hasta llegar a los 700.000. Además de su edificio principal, que cuenta con más de 700 metros cuadrados, incluye bodega, lagar original de piedra, caballerizas, cobertizos, un hórreo tradicional de 120 metros cuadrados, una antigua vivienda para el servicio, así como cuadras, alpendres y un lavadero. El conjunto suma una muralla perimetral de 500 metros de longitud, con tres de altura y uno de ancho. La finca cuenta con casi 10 hectáreas, donde se reparten abedules, alisos, fresnos y arces, todos preparados para la silvicultura. Dos canales de agua atraviesan la inmensa huerta procedentes de manantiales.

Por 750.000 euros, la agencia ofrece otro pazo de unos 670 metros cuadrados que se encuentra a unos 20 minutos de la capital gallega. La vivienda principal es de tres plantas y tiene un semisótano distribuido en garaje, dormitorios, biblioteca y bodega. Desde el comedor puede verse el río Tambre, que conecta con las seis hectáreas de terreno que rodean al edificio. Con pista de tenis, piscina e incluso cuadra para caballos, desde la inmobiliaria admiten que se trata de un opción que puede encajar con el uso hotelero.

La joya de la corona corresponde con un pazo ubicado a 13 kilómetros del casco urbano compostela y que cuesta unos 850.000 euros. Su particularidad es la hiedra que envuelve el edificio principal, aportándole un toque diferente y distinguido. Su construcción data del 1900 y se completa con varias edificaciones auxiliares, todas de granito. Alpendres, cuadras, hórreo, fuentes, un cruceiro y mesas y bancos de piedra se añadan la edificación, que cuenta con 16.000 metros cuadrados de terreno. Camelias, rododendros, azaleas, píceas y palmeras dan el toque floral a un pazo que cuenta también con un majestuoso e insólito jardín inglés.

700.000 euros. Además de un edificio principal de 700 metros cuadrados, el pazo cuenta con bodega, lagar de piedra, caballerizas, cobertizos, un hórreo tradicional, una antigua vivienda para el servicio así como alpendres y un lavadero. La finca es de 10 hectáreas.
700.000 euros. Además de un edificio principal de 700 metros cuadrados, el pazo cuenta con bodega, lagar de piedra, caballerizas, cobertizos, un hórreo tradicional, una antigua vivienda para el servicio así como alpendres y un lavadero. La finca es de 10 hectáreas. ALDEAS ABANDONADAS

«Muchos de los que compran son gallegos retornados, de Venezuela, Suiza o Alemania»

Elvira Fafián es una de las profesionales que se encuentran detrás de Aldeas Abandonadas Real Estate. Afirma que tienen 25 años de experiencia a su espaldas y que cuentan con inmuebles por todo el país. Sobre el caso gallego, admite que los principales compradores llegan del extranjero, aunque tienen vinculación con esta tierra: «Muchos de los que compran son gallegos retornados, de Venezuela, Suiza o Alemania». Comenta que, además de en pazos, también están especializados en aldeas abandonadas con posibilidad de rehabilitar, y con las que también han realizado transacciones en el entorno de Santiago: «Durante la pandemia hubo muchas llamadas, mucha gente que quería irse al rural, pero no es tan sencillo. Hay que explicarles dónde se meten. Si tú vendes mal por no darles información, al final la gente acaba volviendo a vender».

Sobre la reconversión aldeas, pazos o casas señoriales para el mercado turístico, pide calma: «Las casas rurales deben tener unas condiciones desde un inicio. Nosotros no engañamos a nadie. Por ejemplo, las que se encuentran en el entorno del Camino deben reunir unas condiciones que no se pueden obviar. Hay muchas inmobiliarias que lo están haciendo al revés, venden y después los compradores se encuentran con el problema. Eso genera desconfianza y no ayuda tampoco a fijar población o a crear riqueza». Admite que la oferta que llega a su compañía parte de «llamadas directas, de gente que nos conoce y saben como trabajamos». En su caso, apuesta por la confidencialidad y por no difundir demasiado los inmuebles con los que cuentan. Como ejemplo está un anuncio en su web de un pazo de 5 millones en el casco de Santiago. Para dar más información, reclaman una carta de intenciones.