Carla Montero, escritora: «El tema del vino es un filón, da mucho juego en la novela»

Virginia Madrid

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Montero regresa con «El viñedo de la luna», una historia cargada de amor y traición ambientada en la cultura bodeguera de la Francia ocupada durante la Segunda Guerra Mundial

05 may 2024 . Actualizado a las 22:15 h.

«Me gusta sacar a luz el papel de mujeres excepcionales que han quedado eclipsadas por el relato masculino», dice Carla Montero, que confiesa que tras el éxito de La tabla esmeralda, «tuve un poco el síndrome del impostor, porque no me creía que yo hubiese logrado ese éxito con una de mis historias. Me sobrepasó un poco todo aquello». Ahora presenta El viñedo de la luna, que se adentra en el amor, la traición y el mundo del vino.

—En tu nueva novela «El viñedo de la luna» abordas el mundo del vino, pero desde el trasfondo histórico de la Segunda Guerra Mundial.

—Eso es. Me centro en concreto en la invasión nazi de Borgoña. Así como el expolio del arte que llevaron a cabo los nazis en Europa es un tema más conocido, descubrí que el tema del vino era un filón, porque además de que es considerado un tesoro nacional para los franceses, tras la ocupación del Tercer Reich en se vivieron situaciones de resistencia, de colaboracionismo, de traición, de poder… Ingredientes que dan mucho juego para construir una buena historia.

—¿Por qué has elegido el tema de los viñedos como hilo conductor de la historia? ¿Eres una experta en vino?

—Desde hace un tiempo, llevaba con ganas de escribir una novela sobre el tema del vino, porque siempre me ha llamado mucho la atención todo lo relacionado con la cultura bodeguera, desde el paisaje de las viñas hasta su cuidado en las bodegas. Pero yo no soy ninguna experta en vinos, me gusta como aficionada y además, disfrutar de un buen borgoña siempre es un gran placer.

—La que nos guía entre los viñedos franceses y está al frente del negocio es Aldara. ¿Cómo has construido la personalidad de la protagonista?

—Para construir el personaje de Aldara me he basado en la historia de la viuda Clicquot, una mujer que, a principios del siglo XIX, con apenas veintisiete años, tomó las riendas de la bodega familiar de su difunto marido, sacándolo de la ruina económica en la que se encontraba, porque se atrevió a introducir cambios en la producción del champán, unos avances que han llegado hasta la actualidad.

—De nuevo, la protagonista de esta historia, igual que en tus anteriores novelas como «La tabla esmeralda» o «La piel dorada», es una mujer de carácter y decidida y que no teme, en este caso, adentrarse en el negocio del vino, un terreno dominado por los hombres todavía a día de hoy.

—Efectivamente. Vuelvo a destacar, a sacar a la luz, el papel de mujeres excepcionales o pioneras, que ha habido unas cuantas a lo largo de la historia y que, sin embargo, han quedado eclipsadas por el relato masculino.  Además, de poner de relieve su faceta profesional en el mundo del vino, Aldara representa también a muchas mujeres que existieron y quedaron en la sombra, ya que llega a Francia, una más del medio millón de españoles, casi doscientas mil mujeres, que se exiliaron en el país vecino, intentando sobrevivir en una sociedad que no los recibió de buen gusto.

—Nos presentas de nuevo una novela cargada de historia, con intriga, con traición y romance. ¿Cómo la definirías?

—Para mí es una novela de personajes, personas corrientes que viven y se enfrentan a situaciones extraordinarias. Cuando escribo, me gusta que el lector se pueda identificar con mis personajes, que sienta lo mismo que ellos padecen y además, me interesa que se haga preguntas y que no pueda dejar de leer.

—Con «Una dama en juego», ganaste el Premio de Novela Círculo de lectores, y fue tu pasaporte para entrar en el mundo literario por la puerta grande. Después, te convertiste en una autora «bestseller» con «La tabla esmeralda».

—Fue algo increíble y superbonito. Mi sueño se hizo realidad. Y la inolvidable acogida que tuvo La tabla esmeralda fue algo tan inesperado. Recuerdo que tuve un poco el síndrome del impostor, porque no me creía que yo hubiese logrado ese éxito con una de mis historias. Me sobrepasó un poco todo aquello.

—¿Y cómo se organiza una madre de familia numerosa para escribir, hacer un sinfín de entrevistas y atender a sus cuatro hijos?

—Al principio, con el éxito de La tabla esmeralda fue más complicado, porque los niños eran más pequeños y no me quedaba otra que robar horas al sueño y tirar de mi marido y de ayuda externa. Ahora, que son mayores es más sencillo.

—¿Tienes en casa a los críticos más exigentes?

—Mi marido me da siempre su opinión más sincera, pero nunca lee nada, ni un capítulo, hasta que la novela no está publicada.